martes, 4 de enero de 2011

Me gustan los tebeos (Nosotros Somos)


No soy nada partidario de las Declaraciones de principios. De hecho, soy un ferviente defensor de la genial cita de Groucho Marx "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros". 
Pero con motivo del cierre de NSLM redacté mi única declaración de principios (hasta la fecha) y de fidelidad eterna a los tebeos. Pere Joan tuvo la gentileza de ayudarme a cumplir un sueño: publicarla en Nosotros Somos (Órgano Teórico-Crítico de NSLM) que era una sección que cargaba a sus espaldas en su mayor parte Pere Joan y que teorizaba y opiniaba con libertad, agudeza y sin red sobre el mundo del noveno arte y sus aledaños. La verdad es que si a NSLM les echo de menos a Nosotros Somos los lloro a diario ya que me parece la sección de crítica más brillante de las últimas décadas.
Un comentario tangencial. Llevo bastante tiempo escribiendo sobre tebeos y pocas, muy pocas, poquísimas veces, alguien me ha comentado alguna cosa sobre mis escritos; con lo qué tengo la sensación, probablemente acertada, de que escribo para mí, para mi correctora y para el editor que me edita y para de contar. Soy un-escritor-casi-sin-lectores. Cuando escribí este texto esta condición tan singular no la tenía tan asumida como ahora y fue un chasco no recibir feed-back alguno sobre un texto escrito con pasión y emoción. Justo es reconocer a la única persona que lo hizo fue Fernando Tarancón de Astiberri. Para él va un abrazo y mi agradecimiento por ejercer de lector activo de uno de mis textos.
Dejo la primera línea, tras el salto el resto del texto.

ME GUSTAN LOS TEBEOS

Y a pesar de todo me gustan los tebeos. Me gustan mucho.

Me gustan los tebeos porque no se tiran a la basura como los periódicos sino que se guardan para cambiarlos o venderlos o se pasan de hermanos mayores a hermanos pequeños, o a otros primos o a otros amigos.

Porque se prestan, se cambian, se alquilan o se roban.

Porqué tienen dibujos pequeños al lado de otros grandotes, viñetas mudas junto a otras con textos apretados. En fin, porqué la diversidad es acogida con gozo entre las fronteras de sus páginas.

Porque los malos casi nunca mueren sino que se retiran a descansar hasta la próxima aventura.

Porque cuando estas enfermo o te acaban de operar te los regalan cuando van a visitarte y si debes guardar cama son mucho mejores que un juguete ya que los puedes leer y releer hasta memorizarlos.

Porque tienen colores. Porque se hojean y no sólo se miran las cubiertas y las solapas como los libros.

Porque se coleccionan.

Porque si los lees todo el mundo piensa que eres más joven de lo que tu edad te acredita.

Porque al contrario de lo que decía el maldito dicho dónde hoy hay un tebeo el día de mañana puede haber una docena.

Porque si lográsemos levantar los carriles de una historieta y mirar debajo seguro que encontraría algo mágico, como mínimo equiparable al hallazgo de la piedra filosofal.

Porqué se pueden copiar sus dibujos, y si no eres demasiado ducho en el dibujo los puedes calcar.

Porque cuando los lees en el transporte público el pasajero que está a tu lado no les quita ojo de encima.

Porqué aunque el resto de las artes, la música, las bellas artes, la literatura, el teatro o el cine, por nombrar las de más popularidad, tienen también mi admiración y respeto, sólo el cómic tiene mi afecto.

Y a pesar de todo, de todo lo bueno pero también de todo lo malo, me siguen gustando los tebeos.

Me gustan mucho. Les tengo una gran fe, la única de que dispongo.

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